Formación en la prevención de riesgos laborales en la obra
En un sector como la construcción, con unos índices de siniestralidad tan elevados, todas las actuaciones en materia de Prevención de Riesgos Laborales (PRL) que se realicen desde una empresa tienen que tener un único objetivo “disminuir los índices de siniestralidad, es decir, evitar que haya accidentes”.
Para conseguir este objetivo una empresa debe tener diseñado una estrategia que ataque el problema de los accidentes desde diversos ámbitos y uno de ellos debe ser el establecimiento de un Plan de Formación ambicioso, interdepartamental y que trate la Prevención de Riesgos Laborales de una manera multidisciplinar.
Este Plan de Formación tiene que abarcar a todos los niveles jerárquicos de la empresa y tratar sobre diversos aspectos:
– Formación de Prevención de Riesgos exigible a nivel legal de los trabajadores. La formación tiene que estar orientada a los riesgos existentes en el puesto de trabajo.
– Formación a nivel de gerencia, directivos, jefes de obra, encargados, sobre sensibilización y concienciación de la Prevención. Esta tipología de formación es especialmente importante. Si un mando directivo-mando intermedio, está plenamente convencido de que lo prioritario es la seguridad de sus trabajadores, por encima de plazos o de aspectos económicos, podrá ser capaz de transmitir esta cultura preventiva a los trabajadores a su cargo.
– Formación según convenios sectoriales en vigor (Construcción, empresas del metal que trabajan en construcción, etc…). Conviene recordar que la formación que se deriva del Convenio General de la Construcción 2007-2011 es obligatoria a todas los efectos desde la publicación en el B.O.E. en Septiembre de 2007. Además del aula permanente de 8 horas de duración, es obligatoria la formación de segundo ciclo o de oficios de 20 horas presenciales en base a los trabajos desarrollados por los trabajadores.
– Formación teórica-práctica sobre aspectos diversos tales como; primeros auxilios, plataformas elevadoras, carretillas, manejo de vehículos, trabajos en alturas, espacios confinados, ruido, amianto, incendios…
Se tiene que conseguir que la PRL, sea algo inherente al trabajo, que igual que cuando nos montemos en un vehiculo nos ponemos el cinturón de seguridad de forma casi inconsciente, cuando vayamos a ejecutar un trabajo, pensemos de forma instintiva en como ejecutar el trabajo con la máxima seguridad.
Obligatoriedad y rentabilidad
Por otro lado no podemos olvidar que la formación en Prevención de Riesgos Laborales es un derecho para los trabajadores y una obligación para el empresario.
No cumplir con esta obligación es motivo de sanción al empresario desde 2.046 € hasta 40.985 €.
En los tiempos de crisis que estamos viviendo, muchas empresas puedan estar planteándose que una forma de reducir costes, es disminuir el esfuerzo en Prevención de Riesgos Laborales en general y en la formación en materia de PRL en particular. Esta opción puede parecer la más fácil de adoptar, pero sin duda es errónea a todas luces.
Una empresa que invierte en formación en PRL, que tenga a toda la estructura de mando convencida de que la prevención es algo prioritario e irrenunciable, que imparta a los trabajadores una formación suficiente en prevención; es una empresa que tendrá pocos (o ningún) accidente; es una empresa que tendrá pocos (o ninguna) propuesta de sanción por parte de la Inspección; es una empresa donde las relaciones con los representantes de los trabajadores serán más fluidas.
En resumen será una empresa bien posicionada y con proyección de futuro, una empresa que ha sabido “aprovechar” los tiempos de crisis, para invertir en la formación de lo más importante que tienen las empresas; sus trabajadores/as, reforzando de esta manera toda la estructura organizativa de la empresa y estando más preparada para poder salir antes y con más fuerza de la situación de crisis actual.
Fernando Postigo Carricoba
Técnico Superior en Prevención
de Riegos Laborales
Responsable Departamento de Organización de Asem Prevención Servicio de Prevención Ajeno