El Ecosit Klimco revoluciona el urbanismo medioambientalmente sostenible
El CO2 o dióxido de carbono, provocado por el consumo intensivo de combustibles fósiles en el transporte y en la industria, es el principal gas responsable del efecto invernadero que está provocando un aumento de las temperaturas medias registradas en las últimas décadas, lo que se conoce como calentamiento global. Se calcula que tan solo una subida de dos grados centígrados podría provocar efectos imprevisibles en los ecosistemas de todo el planeta, con consecuencias desastrosas tanto para la economía como para la salud del ser humano. Para evitarlo, se estima que para el año 2050 será necesario reducir las emisiones de CO2 entre un 50 y un 58%.
Conscientes de esta situación, los gobiernos mundiales cada vez establecen normativas más rígidas en materia medioambiental, que afectan a todos los sectores. En lo que respecta a la construcción, además de las obligaciones en cuanto a reciclaje de residuos o de instalar medios de producción de energías renovables en las nuevas edificaciones, cada vez surgen más ideas de cómo mejorar nuestro entorno. Entre ellas se encuentran los aditivos depuradores capaces de absorber o disolver la mayoría de gases contaminantes, y que son ideales para aplicarse sobre los pavimentos, ya que ocupan gran parte de las ciudades, lo que potencia su efecto.
El más novedoso de estos aditivos es el GeoSilex, que ha despertado un interés internacional. Se trata de un material que puede formar parte de los pavimentos, fachadas o mobiliario urbano, pero que, además, cuenta con la ventaja de que es la transformación de un residuo industrial, que puede resultar nocivo para la salud y que hasta ahora ha venido almacenándose en balsas de contención como las de Aznalcóllar, en Sevilla, de infausto recuerdo. Tras su tratamiento, pasa a convertirse en un elemento totalmente inocuo.
Baldosas de Bilbao
Patentado por la empresa Trenzametal, de Zamora, su fabricación es exclusiva de United Global Pavings (UGP), una sociedad compuesta por Baldoexpor y la compañía vizcaína Hermanos Eguskiza, radicada en Sopuerta. Entre sus primeros clientes se encuentra el Ayuntamiento de Bilbao, que les ha encargado las baldosas con las que se urbanizan las calles Lutxana y García Rivero. En estos casos se empleará un modelo de la baldosa clásica, aunque también existe un nuevo modelo, similar en aspecto a la tradicional pero con un acabado granítico más elegante y que, además, evita los resbalones. Eso en la superficie, porque en su interior, se encuentra el GeoSilex capaz de purificar de CO2 hasta 5.000 metros cúbicos de aire con sólo un metro cuadrado de loseta. Muy previsiblemente, los futuros entornos de San Mames Barria y la isla de Zorrozaurre se beneficiarán de este sistema. Hermanos Eguskiza también está suministrando los nuevos pavimentos en forma de ‘flor’ diseñados por la prestigiosa paisajista Diana Balmori para la plaza Euskadi y los alrededores de la torre Iberdrola en Abandoibarra.
También el municipio de Sestao ha instalado bancos que incluyen GeoSilex y que son muy efectivos a la hora de absorber dióxido de carbono. “Un solo banco puede captar la misma cantidad de CO2 que 25 metros cuadrados de baldosa”, detalla José María Eguskiza, uno de los responsables de la empresa vizcaína. Por su parte, Eusko Trenbide Sarea ha empleado este material en la reforma de los andenes de la estación de Euskotren de Oiartzun y está estudiando su aplicación en otros lugares, como la intermodal de Durango. “La SPRI también nos ha mostrado su interés por emplear EkoSit Klinco en su red de parques tecnológicos”, según Eguskiza.
Y no sólo en Euskadi, el GeoSilex ha despertado el interés internacional. “Estamos hablando de una auténtica primicia mundial. Nos llamaron de Abu Dabi para que presentaramos el producto para el proyecto de Masdar City, la primera ciudad cien por cien ecológica del mundo”, afirma orgulloso Eguskiza.