“Tan importante es hacer obra nueva como mantener en condiciones la que ya tenemos”

“Tan importante es hacer obra nueva como mantener en condiciones la que ya tenemos”

Tras la apertura de la Supersur en septiembre, ¿qué balance hace de estos meses de funcionamiento?

Es positivo. La Supersur se diseñó como una alternativa a la congestionada A-8. Y eso lo hemos conseguido. Los conductores ahora tienen tres alternativas: la propia variante sur metropolitana, la A-8 para vehículos ligeros y el corredor del Txorierri.

La Variante Sur Metropolitana ha sido la mayor obra realizada por la Diputación. Han sido más de seis años entre redacción de proyectos y ejecución, con un coste cercano a los 900 millones de euros. Además, la mitad de su recorrido es bajo túnel, por no hablar de los numerosos viaductos,…

Ha sido la más importante no sólo desde el punto de vista económico, sino también por lo que ha representado para las empresas del sector de la construcción en el ‘know how’ que han adquirido y que espero que ahora les sirva, incluso en los momentos tan difíciles que vivimos, como tarjeta de presentación.

¿Qué lecciones se han aprendido de un proyecto de esta magnitud?

Muchas. Las empresas que participaron en la obra, sobre todo las autóctonas, se encontraron con un proyecto que, en la mayoría de las ocasiones, no habían afrontado nunca antes. Tuvieron que superar ese hándicap y, como decía, creo que salieron reforzadas.

El tramo de la Supersur actualmente abierto corresponde a la fase1. ¿Cuándo está previsto acometer el resto de fases?

Desde el inicio de su desarrollo sabíamos que el primer tramo de la variante iba a tener dos fases, y siempre establecimos que una vez entrara en funcionamiento esta fase 1a, habría que esperar a ver cómo evolucionaban los tráficos para poder acometer la siguiente, la fase 1b. En estos momentos tenemos la infraestructura preparada para continuar su ampliación, como cualquiera que pase por allí puede observar, pero habrá que esperar su evolución, y más en estos tiempos de crisis.

¿Cuánto tiempo pasará hasta que la Diputación se embarque en una nueva iniciativa del calibre de la siguiente fase?

Parece que las obras solamente comienzan cuando entran las excavadoras, pero hay un proceso previo que lleva mucho tiempo: tramitación urbanística, estudios de impacto medioambiental, consecución de todos los permisos administrativos con otras instituciones, etc. Es lo que toca hacer ahora, no sólo con la fase 1b de la Supersur, sino con otros muchos proyectos. La idea es unir la variante con Arrigorriaga para que su operatividad sea completa, sobre todo desde el punto de vista de los transportistas.

Las carreteras radiales licitadas este año representan también un importante esfuerzo para la Diputación. Son más de 1.700 millones de euros si incluimos los gastos de explotación a 30 años. Dado el descenso de recaudación previsto, ¿cómo esperan lograr su financiación?

En esa cifra va incluido tanto la construcción, que supondrá entre tres y cuatro años, y la explotación a 30 años. La licitación no se ha hecho por el método tradicional, sino mediante un sistema que llamamos ‘pago por disponibilidad’. Así, los primeros años de construcción serán las empresas adjudicatarias las que tendrán que soportar la financiación, y será a partir de 2015 aproximadamente cuando aparezcan plenamente reflejados en los presupuestos de Bizkaia. La acogida entre las empresas ha sido muy buena.

¿En qué consisten y cuál es el objetivo de estas variantes?

Lo que pretenden es acercar todas las comarcas de Bizkaia a la columna vertebral que es la AP-8. Así queremos mejorar la movilidad en el territorio, sobre todo en unas comarcas que tenían que renovar sus conexiones con Bilbao y la AP-8, manteniendo la inversión pública y aumentando la competitividad para la economía vizcaína. Hablamos de que no sólo se generará empleo durante la construcción de estos ejes radiales, sino que posteriormente facilitará la creación de riqueza en Bizkaia.

Los nuevos accesos a Bilbao por San Mamés están ya ejecutados en más del 70%, ¿confía en que entren en servicio el invierno de 2012-2013?

Sí. Es una obra de auténtica cirugía urbana, en un entorno muy complicado. Los trabajos afectan a la A-8, que se ha convertido propiamente en una vía urbana, y se realizan muy próximos a numerosas viviendas, con las incomodidades que suponen para los vecinos y conductores. Es una obra muy compleja que ha precisado en muy poco espacio de muchos túneles, falsos túneles, etc., pero con la que se están cumpliendo los plazos.

¿Qué impacto tendrá para el tráfico de la capital esta obra, que ha contado con un presupuesto de 157 millones de euros?

Va a suponer una reordenación importantísima del tráfico de Bilbao. La movilidad dentro de la propia ciudad va a cambiar notablemente. Eso nos va a obligar a esperar a ver cómo funciona para poder plantearnos nuevas actuaciones en otros accesos, como en Juan de Garay.

En noviembre se adjudicaba la redacción del proyecto de cubrimiento de La Avanzada, en Leioa, una reivindicación largamente demandada por los vecinos. ¿Cuándo espera que pueda ser una realidad?

Es muy prematuro adelantar fechas. Es un proyecto muy importante y nuestro compromiso es realizarlo, pero hay que tener en cuenta que sólo la redacción del proyecto, que es lo que hemos adjudicado, llevará cerca de dos años y medio. La obra será muy complicada, afectando a una trama urbana, como los nuevos accesos a Bilbao, y con unos tráficos muy cautivos que dan servicio a Getxo.

También se ha licitado recientemente el mantenimiento de 1.093 kilómetros de carreteras vizcaínas por 30 millones de euros durante dos años. En época de crisis, ¿se puede llegar a correr el riesgo de descuidar esta faceta que tanto influye en la seguridad vial?

Sería un gran error si alguien lo hiciera. Desde luego, desde la Diputación hemos tenido clarísimo que tan importante es hacer obra nueva como mantener en condiciones la que ya tenemos. En abril licitamos el mantenimiento del área metropolitana de Bilbao y ahora hemos hecho lo mismo con el resto. En total unos 1.500 kilómetros.

Tampoco descuida el mantenimiento de los túneles. Este año le ha tocado a los de Malmasín y a los de Artxanda.

Hasta hace poco eran los únicos grandes túneles que teníamos, y había que adecuarlos a un decreto de 2006 de seguridad en todos los túneles de Bizkaia.

Teniendo en cuenta que con al Supersur el número de túneles ha aumentado considerablemente, ¿cuándo prevé que será necesario acometer nuevas reparaciones?

En el caso de los túneles de la variante sur metropolitana, al ser de reciente construcción, ya vienen adecuados a la normativa de 2006. Lo que está claro es que en el futuro los gastos de mantenimiento de túneles aumentarán, pero tenemos que tener unas carreteras que ofrezcan todas las medidas de seguridad posibles. También me gustaría pedir paciencia a los usuarios que sufren las obras, pero si quieres tener unos túneles en condiciones, tenemos que acostumbrarnos a que su mantenimiento sea prácticamente continuo.

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