“Una retirada de amianto mal hecha puede suponer un peligro mayor que no retirarlo”

“Una retirada de amianto mal hecha puede suponer un peligro mayor que no retirarlo”

¿Qué es el amianto o asbesto y por qué es tan nocivo para la salud de los seres humanos?

El amianto es un mineral, un silicato con forma fibrosa, del que se han hecho numerosos estudios toxicológicos que lo asocian con varias enfermedades provocadas por la exposición a este elemento. Existe un debate científico sobre cuáles son las causas que provocan los efectos nocivos en los seres humanos, desde una teoría que considera que es por su composición química, hasta otra en la que se cree que es por su forma fibrosa. Hoy en día, la más aceptada es la teoría de la superficie activa, que podría resumirse como una combinación de ambas. El amianto puede provocar cáncer por inhalación, al alojarse sus fibras en los pulmones.

¿Hasta cuándo se empleo en la construcción de edificios y por qué?

El amianto se emplea desde tiempo inmemorial, aunque fue con la revolución industrial cuando realmente empieza a tener aplicaciones muy diversas. En la construcción en España comienza a utilizarse sobre todo a raíz del ‘boom’ de la construcción en los años 50-60 del siglo pasado. Es un material abundante y barato que en Estados Unidos llamaban la ‘fibra mágica’ por sus magníficas propiedades industriales, como su resistencia al calor, a la abrasión, a los ácidos, a procesos electrolíticos, etc. Por ello se llegó a emplear en la fabricación de numerosos productos, en torno a 3.000, según algunos estudios. Estos productos fueron siendo retirados una vez concluía su vida útil, pero el amianto empleado en la construcción de edificios persiste.

En los años 80 empiezan a observarse las primeras consecuencias directas de la exposición al amianto y comienzan a promulgarse normativas restrictivas para su empleo que acabarán con la prohibición definitiva de su uso en 2001.

¿Qué efectos puede producir la no eliminación o la retirada incorrecta del amianto presente en viejos edificios?

No existe la obligación de retirar el amianto presente en los edificios, salvo en el caso de que haya concluido su vida útil, lo cual es difícil de determinar. El amianto en buenas condiciones y localizado no representa necesariamente un problema. Es en el proceso de retirado de este material, cuando se hace una reforma, por ejemplo, cuando mayores riesgos existen.

¿Qué medidas especiales de seguridad hay que adoptar para la retirada de este material?

Para la retirada de materiales con amianto, además de toda la Ley de Prevención, evidentemente, hay que cumplir con el Real Decreto 396, del año 2006, que detalla unas normas, tanto de índole administrativa, como preventiva, que todas las empresas deben cumplir. Estas empresas están obligadas a inscribirse en un registro, a presentar unos planes de trabajo que la autoridad laboral tiene que aprobar previamente. También hay exigencias añadidas para vigilar la salud de los trabajadores, evaluaciones ambientales para determinar que el entorno de trabajo es el correcto, etc. Todos los trabajos deben realizarse con una autorización administrativa previa.

¿Cuáles pueden ser las consecuencias para los usuarios de un edificio la incorrecta realización de un trabajo de desamiantado?

El amianto es especialmente peligroso por inhalación. Los materiales compuestos por amianto pueden retener mejor o peor las fibras. No es lo mismo una composición de cemento y amianto, que retiene bien las fibras, que un compuesto de yeso. En cuanto las fibras entran en suspensión es cuando se generan mayores riesgos. Por ello una retirada mal hecha, puede suponer un peligro mayor que una no retirada del amianto. Aunque se puede ejecutar los trabajos de retirada con plenas garantías si se adoptan todas las medidas correctoras.

¿Es muy elevado el coste económico de realizar un desamiantado?

El coste depende de muchos factores. El 75% del amianto que se importó en España se dedicó a la fabricación de productos de fibrocemento, que en principio no desprende fibras, por lo que su retirada es más económica.

¿Existe entre la sociedad una concienciación del problema que puede suponer el amianto de los edificios o sigue siendo un gran desconocido?

En el País Vasco sí existe cierto conocimiento, quizás por nuestro desarrollo industrial. En este sentido, el Parlamento europeo advierte de que ese conocimiento debería ser mayor en todos los estados miembros. En Francia, por ejemplo, es obligatorio que en las escrituras de compra venta quede reflejado si existen materiales de amianto, dónde y en qué estado.

Con la actual crisis, ¿se corre el riesgo de abaratar costes en obras de rehabilitación, por ejemplo, evitando retirar el amianto de hallarlo presente?

No debería, porque gastar un poco de dinero va a ahorrar a la larga muchísimo. No sólo por salud laboral de los trabajadores, sino por posibles sanciones administrativas de elevada cuantía. Cualquiera que se siente a pensarlo dos veces, no tendrá duda. Lo que sí hemos observado desde la Asociación es que hay empresas que no hacen los trabajos con todas las garantías que dicen dar. Una de las primeras reglas que se impusieron fue reducir la jornada laboral en trabajos de desamiantado a la mitad, para evitar la sobreexposición. Pero esa medida es muy fácil de no cumplir.

Dado lo delicado del material a trabajar y de la normativa vigente, ¿qué grado de formación se exige a los trabajadores de desamiantado?

En teoría sí. Lo que ocurre es que no se ha terminado de desarrollar en la medida de lo que creemos conveniente cuál debe ser la formación de los trabajadores. Hay mucha disparidad entre la formación que se imparte entre unas empresa y otras. Si nos comparamos con otros países de nuestro entorno, no estamos a la altura.

¿Cuál cree que es el futuro que le espera a las empresas de desamiantado?

La crisis nos afecta a todos, aunque sí es cierto que a nuestro sector ha llegado más tarde. El Real Decreto de 2006, con toda la publicidad que se hizo en materia de concienciación sobre la problemática del amianto, fue un impulso para nuestra actividad y nos permitió crecer hasta 2010, cuando empezó un claro descenso. En cuanto a las perspectivas, la sociedad cada vez está más sensibilizada en materia de medioambiente y de prevención de riesgos laborales, y nosotros vamos de la mano de esta sensibilización. Las Administraciones europeas siguen muy preocupadas por el amianto, lo que nos da esperanzas en que la nuestra es una actividad de futuro.

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