“El sector va a crecer en 2015, pero todavía va a ser un año de ajuste y vamos a ver algún que otro susto”

“El sector va a crecer en 2015, pero todavía va a ser un año de ajuste y vamos a ver algún que otro susto”

Amando-Astorga¿Qué balance hace de estos meses presidiendo la AVE-BIE?
Seguimos trabajando en la línea en la que lo hemos venido haciendo durante los últimos años, siendo nuestro objetivo principal defender los intereses de nuestros asociados. No estamos atravesando precisamente un periodo halagüeño y esto lo estamos notando a nivel de número de empresas asociadas, con un goteo constante de bajas, que nos ha obligado asimismo a tomar medidas para adecuar nuestra estructura.

A su antecesor en el puesto, Guillermo Elortegi, le tocó llevar las riendas de la Asociación en los años más duros de la crisis. ¿Usted espera que su mandato sea el del principio del fin, o todavía falta tiempo para ver la salida del túnel?
Es cierto que a Guillermo le toco lidiar con el peor momento que ha atravesado el sector, y creo que lo hizo con nota. Ha jugado un papel muy importante en la actividad de la asociación, llevando a cabo proyectos de cooperación y de formación, así como en la actividad institucional.
En cuanto al corto-medio plazo, algunos indicadores nos dicen que el sector va a crecer ligeramente este año 2015, pero mi opinión personal es que este año todavía va a ser un año de ajuste y todavía vamos a ver algún que otro susto en el sector. Aunque las previsiones de la economía son de un crecimiento por encima de la media europea, existen muchas incertidumbres que pueden frenar este crecimiento y afectar directamente a nuestro sector, por lo que hay que apelar a la prudencia.

¿Se ha frenado la sangría de cierre de empresas y despidos de trabajadores que afectaron al gremio de los excavadores en el momento álgido de la crisis?
No cabe duda que la crisis ha hecho mella en un sector como el nuestro y ha dejado en la cuneta a muchas empresas, algunas por falta de obra y otras porque se han visto ahogadas por las demora en los pagos, aun habiendo ejecutado obras. Esta sangría ha sido más acusada  en nuestro sector en 2012 y 2013, esto lo podemos corroborar gracias a los datos de bajas que hemos tenido en la Asociación. El 2014 ha conseguido amortiguar el cierre de empresas, aunque también las hemos tenido.

En la entrevista que le realizamos en estas mismas páginas a finales de 2012, el señor Elortegi se mostraba muy crítico con el papel que estaban jugando en aquel momento las instituciones públicas. En concreto, se quejaba de las adjudicaciones a la baja que estaban promoviendo algunas administraciones. ¿Ha mejorado esta situación?
Lejos de mejorar creo que ha empeorado. Esta situación ya la hemos transmitido a las instituciones en reuniones y, lejos de tomar medidas para limitar las bajas, seguimos asistiendo a adjudicaciones que superan en muchos casos el 40%. Con estas cifras es muy difícil que las empresas puedan sacar adelante los proyectos con una rentabilidad aceptable y al final alguien lo acaba pagando.
No somos los únicos que estamos denunciando este ‘modus operandi’ por parte de las instituciones públicas, también lo están haciendo otras organizaciones representativas del sector. Parece ser que las instituciones no se dan por aludidas, porque vende mucho decir que una obra que se oferta por 10 al final se ha adjudicado por 6, aunque al final el coste se dispare.

La demora en los pagos a las empresas subcontratadas sigue siendo una rémora para el sector. ¿Se puede acabar con esta práctica? ¿Cómo?
Tenemos una Ley de Morosidad que nos dice que desde el 2013 hay que pagar a sesenta días en obras promovidas por la administración y todavía estamos viendo cómo empresas subcontratistas tienen que aceptar pagos a más de 180 días, con la incertidumbre que ello  conlleva. Ya hemos visto en estos años como han caído empresas y han arrastrado consigo a otras debido a estos plazos de cobro y desde la administración no se han tomado medidas, aduciendo que se trata de contratos privados entre empresas. En este sentido debo discrepar, porque la existencia de ese subcontrato es consecuencia de un contrato principal entre promotor (administración) y contratista principal, por lo que la administración no debería mirar para otro lado cuando se producen estos abusos.
En estos momentos existen herramientas para verificar el pago del contratista al subcontratista, ya que el texto refundido de contratos del sector público en su artículo 228 bis, incorporado en 2014, les faculta a comprobar que los pagos se han realizado conforme a los plazos  establecidos por  la Ley.

Se han quejado en numerosas ocasiones del incumplimiento de la normativa que impide a las empresas subcontratar más del 60% de las obras. ¿Se siguen adjudicando proyectos que requieren de movimientos de tierras a UTEs que no cuentan entre sus socios con empresas excavadoras?
Así es, y desgraciadamente no podemos hacer nada para evitarlo. La excavación tiene tres componentes, cargue, transporte y depósito en relleno autorizado. Este último representa un porcentaje importante, por lo que empresas que no disponen de maquinaria y que son adjudicatarias de obras de excavación, se limitan a subcontratar el cargue y el transporte y obtienen un beneficio sin mover ni un metro cúbico de tierra. No nos parece ético y pedimos a los promotores que tengan en cuenta este hecho, ya que realmente quienes están haciendo el esfuerzo inversor (y una máquina no cuesta 1.000 euros precisamente) son las empresas de excavación.
Por ello, aprovecho la oportunidad para transmitir a las instituciones la necesidad de abordar, de forma inaplazable, un debate interinstitucional en el que se pongan encima de la mesa estas tres cuestiones y algunas más que nos están afectando. Creo que es el momento oportuno para hacerlo y entre todos tratar que en el futuro no se produzcan los errores que hemos cometido en el pasado.

¿Ha remontado algo la actividad en el sector privado, o sigue estancada?
Parece que en lo que se refiere a la construcción de vivienda algo se está moviendo y vamos viendo licitaciones de urbanizaciones como paso previo a la construcción de las mismas. En cambio, en la construcción de pabellones industriales parece que no ocurre lo mismo y ello obedece a un exceso de oferta y podemos ver zonas con pabellones vacíos.

El trabajo escasea, las obras se cobran tarde, la financiación por parte de las entidades financieras sigue llegando con cuentagotas. En estas circunstancias, debe de ser difícil mantener en buenas condiciones el parque de excavadoras existente, y no digo ya renovarlo. ¿Ha repercutido este hecho en la seguridad laboral de las obras?
Es evidente que las empresas durante estos años no han podido realizar un esfuerzo inversor en renovar su parque de maquinaria, pero eso no quiere decir que se haya descuidado su mantenimiento. Las empresas son las primeras en darse cuenta que no se pueden permitir el lujo de tener una maquina parada por averías, por lo que ha sido prioritario tener la herramienta de trabajo en buenas condiciones. Esto, junto con la formación de nuestro capital humano en materia preventiva, ha hecho que la seguridad en las obras no se haya visto resentida.

Desde AVE-BIE se insiste mucho en pedir la colaboración de las empresas del sector para superar todos estos problemas que hemos detallado, se les anima a asociarse. ¿Si tuviese mayor peso, la Asociación Vizcaína de Excavadores podría hacer más fuerza ante las instituciones?
Desde AVE-BIE siempre hemos tenido claro que la unión hace la fuerza y que si cada uno intenta hacer la guerra por su cuenta es imposible alcanzar los objetivos que nos hemos marcado. Muchas empresas desconocen realmente que puede ofrecer la asociación y en este sentido es necesario hacer autocrítica, porque a lo mejor no hemos sabido “vender” la Asociación adecuadamente. Decir que en la actualidad están en la organización cerca del 90% de las empresas de excavación del territorio.

Recibe nuestras noticias
Suscríbete GRATIS