“La construcción de infraestructuras y edificios se lleva el 60% de los recursos extraídos del planeta”

“La construcción de infraestructuras y edificios se lleva el 60% de los  recursos extraídos del planeta”

La construcción ha sido históricamente uno de los sectores más contaminantes. ¿Les consta si esto no es ya así? ¿Ha calado la concienciación medioambiental?
La construcción sigue siendo uno de los sectores más relevantes y estratégicos en la economía, a pesar de lo acontecido durante toda esta crisis económica. Hoy este sector es responsable del 7,24% del PIB del País Vasco a través de más de 25.000 empresas que dan trabajo a cerca de un 8% de la población activa.
También es cierto que es un sector con una incidencia en el medio ambiente importante. El 23 % de los residuos de la Comunidad Autónoma del País Vasco son residuos de construcción y demolición (aproximadamente un millón de toneladas), de las cuales, sólo somos capaces de valorizar un 47%. El resto son eliminados mediante vertido.
Por todos esos motivos el sector debe seguir recibiendo una atención prioritaria. Necesita aplicar innovación técnica, ambiental, y social. Existen un conjunto importante de empresas que se están tomando el problema en serio, que quieren y saben hacer las cosas adecuadamente.
Son precisamente estas empresas las que reclaman a la Administración una mayor contundencia con los que emplean los residuos como una artimaña para ganar fraudulentamente competitividad, minimizando costes a través de una gestión ilegal de los mismos. Las consecuencias de una gestión ilegal de los residuos las acabamos pagando entre todos y todas. Está demostrado que la gestión ecoeficiente de los residuos de construcción y demolición es una oportunidad para que la empresa gane en competividad.

Últimamente se habla cada vez más de los edificios sostenibles medioambientalmente. ¿Qué es lo que convierte a un edificio en sostenible y lo diferencia de los demás?
La construcción de un edificio con criterios de sostenibilidad se traduce en un mejor edificio que proporciona una calidad de vida y uso a sus habitantes y usuarios muy superior a los convencionales. Esto se materializa en mejores rendimientos en las actividades que se realicen en ellos.
Encuestas realizadas en empresas ubicadas en edificios sostenibles afirman que en un 50% aprecian mejoras en la productividad de su personal, así como en las relaciones y en la imagen externa de la empresa. El 93% afirma que la excelencia del edificio conlleva una mayor capacidad de atracción del talento, una disminución del absentismo en un 50% y un aumento de la satisfacción de los empleados entre un 50% y un 75%. Incluso se detectan mejoras en las funciones cognitivas entre el 10 y el 25%.

¿Cómo influye en los costes finales la construcción de edificios sostenibles?
El ciclo de costes a lo largo de la vida de un edificio sostenible es favorable. La asignación de recursos en este sentido no es un gasto sino una inversión, cada vez más rentable, dada la creciente escasez de recursos materiales y energéticos fósiles.
La Unión Europea, en su última comunicación de julio de este año, COM (2014) 445, “Oportunidades para un uso más eficiente de los recursos en el sector de la construcción”, cita un estudio realizado en Francia por Qualitel que concluye que el coste adicional derivado de la construcción de edificios residenciales sostenibles respecto a los normales ha pasado del 10% en 2003 a menos del 1% en la actualidad, tendencia que también se observa en el Reino Unido.

¿Se produce también una reducción de los residuos de materiales de construcción?
Un edificio sostenible optimiza el uso de los recursos materiales y energéticos. No podemos seguir permitiéndonos el lujo de que cada metro cuadrado construido suponga un aporte de dos toneladas de material, de las cuales 0,88 se transforman en residuo tras el proceso constructivo. Esto se traduce en que la construcción de infraestructuras y edificios se lleva el 60% de los recursos extraídos del planeta.
Los modernos conceptos de construcción sostenible industrializada permiten romper esta tendencia reduciendo en un 90% la generación de residuos respecto a la construcción tradicional, una reducción de más del 70% del tiempo necesario para la construcción, posibilitando el cierre total de ciclos de materiales en el proceso y facilitando la incorporación de la eficiencia energética con mejoras de más del 85%.

Frente al descenso de la actividad en la edificación, ¿debería el sector volcarse en la rehabilitación y mantenimiento de edificios que mejoren su eficiencia energética?
Efectivamente existe una percepción generalizada a la hora de calificar a la rehabilitación integral sostenible como el vector principal de futuro para el sector de la construcción. Según las Guías Edificación y Rehabilitación Sostenible del País Vasco, la energía es el aspecto con mayor impacto ambiental en la construcción de un edificio con un 40 % del total, siendo el 60% restante el relativo al uso de recursos, uso del suelo, materiales, transporte, gestión del agua, atmósfera, calidad de aire confort y salud interior, etc.
La tendencia hacia la rehabilitación se ve apoyada por la necesidad de crear ciudades más sostenibles que basen su futuro en un crecimiento “desde dentro hacia afuera”, recuperando solares, edificios, barrios, etc. Se trata de mejorar la calidad de vida de los habitantes, minimizando además el uso de nuevo suelo, que recordemos es un recurso no renovable.

Por su pasado industrial, Euskadi ha conocido una importante contaminación de antiguos terrenos fabriles que han pasado a ser urbanizables. ¿Qué supone esto en la promoción de nuevos espacios residenciales?
Los problemas ambientales derivados de la actividad humana, técnicamente llamados externalidades, siempre suponen sobrecostes que al final tiene que asumir toda la sociedad en los tres frentes de la sostenibilidad: la social, la económica y la ambiental. En este caso, para paliar esa realidad hubo que desarrollar y aplicar una legislación de suelos pionera, que supone garantizar la viabilidad de los nuevos usos, a través de la corresponsabilización de los propietarios de los suelos hasta donde sea menester en cada caso.
Ni qué decir tiene que esto supone el empleo de más recursos económicos y humanos, más complejidad administrativa, más remedios paliativos, más tiempo, etc., tanto para la Administración como para los administrados, pero es imprescindible hacerlo. En definitiva un auténtico desafío, no siempre fácil de resolver si se quieren conjugar todos los intereses en juego.

El País Vasco dispone de una orografía complicada y se lleva avisando desde hace tiempo de que estamos agotando el suelo urbanizable. Desde el punto de vista medioambiental, ¿qué alternativas se puede plantear a la colonización extensiva del territorio?
En un marco biofísico con recursos limitados, no hay ningún sistema que pueda crecer hasta el infinito. Esto se ve de forma muy clara en el suelo considerado como recurso natural. El crecimiento de nuestras ciudades no puede realizarse a costa de ocupar nuevas extensiones de terreno, hay que maximizar la recuperación y rehabilitación de suelos, urbanizaciones, barrios, edificios, etc. El marco normativo de ordenación del territorio del País Vasco, a través de las Directrices de Ordenación del Territorio y Planes Territoriales Sectoriales recoge estos principios promotores del uso eficiente del espacio disponible. En esta línea las Agendas 21 Locales impulsadas a través de la red municipal Udalsarea 21, están teniendo una influencia positiva a la hora de promover formas de crecimiento más sostenibles.

Dada la crisis actual, ¿pueden las empresas correr el riesgo de tomar atajos en materia medioambiental y de saltarse la legislación? ¿Qué consecuencias puede conllevar?
La ley es igual para todas las empresas. La responsabilidad de la Viceconsejería de Medio Ambiente es, por una parte, promover entre las empresas la oportunidad que se les plantea en el mercado de valorización de los residuos de construcción, y por otra, vigilar que la normativa ambiental vigente se cumpla.

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