“Esta crisis ha producido una purga de los oportunistas que habían entrado en la construcción al calor del crédito fácil”

“Esta crisis ha producido una purga de los oportunistas que habían entrado en la construcción al calor del crédito fácil”

Tras tantos años de crisis, ¿en qué situación se encuentra la profesión de arquitecto técnico en Bizkaia?

Nuestra profesión, al igual que todas las del sector de la construcción, está sufriendo con todo el rigor las consecuencias de la situación económica general. Afortunadamente somos una profesión muy versátil que está perfectamente capacitada para intervenir en todas las etapas de la vida de los edificios, desde su construcción hasta su demolición, pasando por la conservación y mantenimiento, reparaciones, etc., lo que hace posible una mejor adaptación de nuestros profesionales a las circunstancias del mercado en cada momento.

Comienza a hablarse de cierta recuperación económica, ¿lo está notando el colectivo al que representa?

Pues no, desgraciadamente. Entre 2010 y 2012 pensábamos que el número de viviendas construidas había tocado fondo en unas 2.000 unidades al año, pero en 2013 han vuelto a descender, lo que nos impide ser optimistas, de momento.

¿Cómo se ha adaptado su profesión a los tiempos que corren, se han visto obligados a diversificar su actividad, a buscar otras salidas laborales?

Como decía antes, la formación de nuestros profesionales hace posible que participemos en una gran variedad de actuaciones. Así, además de la  dirección de la ejecución material de las obras de nueva edificación intervenimos en la seguridad, el control de calidad, mantenimiento y conservación, rehabilitación, peritaciones judiciales, interiorismo, etc.

Se advierte también del peligro que puede suponer para afrontar una futura reactivación de la economía la emigración de muchos profesionales cualificados. ¿Está ocurriendo algo similar en el caso de los aparejadores?

El número de colegiados en
Bizkaia se mantiene en ascenso, aunque muy ligero, pero sí, sabemos que hay compañeros que están saliendo fuera, sobre todo jóvenes que buscan su punto de acceso al mundo laboral. Confiamos que cuando la situación económica se normalice puedan regresar y aplicar aquí la experiencia adquirida en otros países.

Desde que en 2010 la mayor parte de los visados pasaran a ser de carácter voluntario, ¿han descendido la tramitación de los mismos?

Claramente, ése era precisamente el objetivo del Decreto, aunque es difícil evaluar qué parte del descenso de visados se debe a la aplicación del Decreto de 2010 y cuál a la caída de la actividad por la coyuntura económica. De todas formas, es indudable que los cambios normativos inciden de manera importante en las fórmulas para el sostenimiento económico de los Colegios, lo que nos obliga a adaptarnos a la nueva situación generada.

¿Qué análisis haría de la coyuntura actual del sector de la construcción?

Nuestro sector se encuentra en un nivel de actividad, tanto de iniciativa privada como pública, reducida a mínimos, con el tejido empresarial seriamente dañado, a la espera de que un cambio de signo en la actividad económica haga posible el resurgimiento. Bien es verdad que esta situación ha producido una purga de los oportunistas que habían entrado en el sector al calor del crédito fácil y el dinero circulando fluidamente, quedando espacio únicamente para las empresas que hayan sabido adaptarse y hacerse más profesionales y competitivas.

En Euskadi no existe un exceso de oferta de vivienda nueva. ¿Confían en que con la apertura del crédito por parte de las entidades financieras se recupere la actividad de la edificación?

Siempre he pensado que en Euskadi existe una demanda moderada y no hay una excesiva sobreoferta de viviendas, por lo que el problema es el de financiación de las obras que después se traslada a los compradores. Ante esta situación deberíamos abrir una reflexión sobre el modelo actual de tenencia y disfrute de las viviendas, pensar si merece la pena el esfuerzo que supone para las familias soportar durante casi toda su vida esos costes de financiación.

¿Tienen constancia de que, motivadas por la crisis, se estén produciendo ofertas temerarias a la baja en las licitaciones de obra pública? ¿Qué consecuencias pueden tener para el futuro?

Desgraciadamente sí. Es lamentable leer en la prensa declaraciones de algunos responsables políticos que se jactan de haber conseguido bajas en las licitaciones que están muy por debajo de lo establecido para las bajas temerarias, que deberían ser desestimadas de manera fulminante y que se adjudican acogiéndose a la medida excepcional de su justificación mediante un simple informe. Los problemas vienen después con los cambios y los imprevistos que provocan los proyectos modificados y los sobrecostes que hacen que los importes finales de las obras se disparen.

Frente al protagonismo de algunos ‘arquitectos estrella’, la labor de los aparejadores pasa más desapercibida. ¿Les gustaría disfrutar de algo más de reconocimiento social?

– El hecho de pasar más desapercibidos para la opinión pública es consustancial a las características de nuestro trabajo, que se desarrolla particularmente en el proceso de “fabricación” de los edificios. Siempre tendrá más “tirón mediático” la arquitectura que la construcción.

Sin embargo, eso no quiere decir que tengamos poco reconocimiento social. Los Aparejadores y Arquitectos Técnicos hemos conseguido un gran prestigio entre los diversos agentes de la edificación y, en general, entre quienes conocen el trabajo que realizamos. Percibimos que la sociedad valora muy positivamente nuestros conocimientos técnicos y nuestra profesionalidad. Nuestra satisfacción y orgullo es contribuir a materializar y hacer realidad lo que llega a nuestras manos simplemente dibujado en un papel.

El Código Técnico de la Edificación sigue sin contar con el apoyo de un gran número de profesionales que lo acusan de ser poco claro. ¿Se han introducido novedades en los últimos años?

Con todas sus imperfecciones, el Código Técnico de la Edificación ha supuesto una enorme apuesta por unificar toda la normativa esencial del sector. Para tratarse de un empeño tan ambicioso, el balance general de sus primeros años de aplicación no puede ser negativo. Y ello se debe en buena parte al enorme esfuerzo realizado por los profesionales para conocerlo y aplicarlo. En gran medida, las críticas que se plantean son demostrativas de que su contenido está siendo testeado en la práctica cada día.

En esta materia, como presidente de Colegio que soy, me gustaría aprovechar la oportunidad para reivindicar el papel que hemos jugado y estamos jugando los Colegios en la difusión de los contenidos y en la formación de los colegiados con respecto al Código Técnico. Aunque se me acuse de inmodesto, no me imagino cómo habría sido la implantación de una norma tan compleja sin la intervención de los servicios de formación de nuestros Colegios.

En resumen, por su propia naturaleza el Código Técnico está en continua revisión y ampliación, tanto de los documentos existentes como con la aprobación de nuevos textos. Estoy de acuerdo en que es mejorable pero, al menos, contamos con una normativa técnica unificada.

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