“La apertura del Canal de Deusto va a suponer un antes y después para Bilbao”

El comienzo de los trabajos de apertura del Canal de Deusto previstos para principios del próximo año, ¿supone el pistoletazo de salida definitivo al proyecto urbanístico de Zorrotzaurre?

Efectivamente. Es una obra muy importante en cuanto a volumen y presupuesto, lo cual es algo sorprendente en tiempos de crisis. Su objetivo es doble. El primero es mejorar la prevención de inundaciones y el segundo crear una isla, lo cual le confiere un carácter un poco mágico. A la vez, vamos a construir un puente, que es un elemento que une y que en Bilbao ha tenido gran importancia. El proyecto va a suponer un antes y después para Bilbao, va a colocar a Zorrotzaurre en el mapa.

La apertura del Canal, ¿hasta qué punto garantiza la posibilidad de evitar futuras inundaciones como la de 1983?

La sensibilidad frente a las posibles inundaciones está a flor de piel en Bilbao y su entorno. Hemos realizado varios estudios hidráulicos que certifican la absoluta necesidad de abrir el Canal para prevenir la inundabilidad en Zorrotzaurre y su entorno. Ahora bien, para garantizar la no inundabilidad de todo Bilbao se hace necesario acometer también otras actuaciones.

Tras la apertura del Canal, la primera fase de la operación Zorrotzaurre está prevista que comience a lo largo de 2015, con la construcción de 3.200 viviendas y una inversión que ronda los 340 millones de euros. En unos momentos de crisis en los que el descenso de los proyectos públicos es notable, ¿este nivel de inversión certifica la apuesta de las Administraciones por esta iniciativa?

Sí, pero no sólo de las Administraciones. También va a existir una importante inversión privada. Esta primera fase es un 60% de Gobierno vasco-Visesa-Ayuntamiento de Bilbao y el 40% restante es privada. Además, estaríamos hablando de casi 500 millones de euros, porque a los 340 que supondrán la construcción de esas 3.200 viviendas, hay que sumar otros 138 millones destinados a las cargas de urbanización, que incluye la urbanización propiamente dicha, el pago de indemnizaciones a las empresas y el derribo de los edificios existentes.

Son 5.500 las viviendas totales proyectadas en Zorrotzaurre. ¿No se antoja un número excesivo para la actual crisis económica?

Esta pregunta exige dos tipos de respuestas. La primera es que la densidad urbanística de Zorrotzaurre es la adecuada para que sea sostenible medioambientalmente y poder tener servicios, transporte público y evitar que sigamos ocupando territorios fuera de lo que ya está urbanizado. La segunda respuesta tiene que ver con cuál es la demanda actual de viviendas en Bilbao, y eso tiene relación con la velocidad con la que vamos a construir. Hemos dividido Zorrotzaurre en fases que se van a ejecutar secuencialmente. Estamos hablando, probablemente, de treinta años de desarrollo. La velocidad la va a marcar la demanda.

¿Qué va a suponer para los bilbaínos la transformación de los más de 800.000 metros cuadrados que ocupará el proyecto de Zorrotzaurre?

Hay unos beneficiarios directos, que son los vecinos de San Ignacio y Deusto, que van a tener un acceso directo al canal, al borde del agua, que ahora no tienen. El obstáculo que suponen las actuales instalaciones portuarias se sustituye por un largo paseo al lado de sus casas. Y el bilbaíno de cualquier barrio también va a poder disfrutar de esos paseos, que van a dar continuidad a Botica Vieja y a Abandoibarra.

Pero, sobre todo, ese espacio único que va a ser Zorrotzaurre supondrá toda una revelación. Zorrotzaurre está en pleno centro de Bilbao, pero en el imaginario popular parece no existir, salvo para el que vive allí o el que tiene que ir a recoger el coche porque se lo ha retirado la grúa. Por eso decía que la apertura del Canal va a colocar a Zorrotzaurre en el mapa. Va a incorporar un territorio completamente distinto de lo que tenemos.

No se dejan de establecer paralelismos entre Zorrotzaurre y Abandoibarra en cuanto a paradigmas de la regeneración urbanística de Bilbao. Mientras que Abandoibarra fue la joya de la corona de finales del siglo XX y principios del XXI, ¿aspira Zorrotzaurre a convertirse en la nueva referencia urbanística del primer tercio de este siglo?

Totalmente. Por Zaha Hadid y su diseño, por la nueva isla y por el concepto especial, que no me cansaré de repetir, de Zorrotzaurre. Va a ser un barrio alargado de 200 metros de ancho, lo que permite mantener el contacto visual, la percepción, del agua. Se trata del mismo concepto que Abandoibarra: aprovechar espacios ya urbanizados y no ocupar nuevos terrenos, con una idea de ‘waterfront’, de suelo al borde de la ría. La diferencia es que el diseño de Zaha Hadid, más vanguardista a mi juicio, prevé una isla y numerosa vivienda de protección. Zorrotzaurre va a ser un espacio para jóvenes.

Tras las numerosas modificaciones sufridas, ¿queda algo del espíritu del Master Plan diseñado por Zaha Hadid en 2004?

Queda todo. Es verdad que hemos hecho modificaciones, pero permanece la altura de las edificaciones, la función urbana, el concepto de los edificios en laja, perpendiculares al agua, más altos en las puntas de la isla y más bajos en el centro. Si comparamos la maqueta original con la definitiva, todo se ha movido un poquito de sitio, pero el concepto está ahí.

El proyecto de Zorrotzaurre pretende aunar nuevos edificios vanguardistas con la reutilización de antiguas y emblemáticas naves industriales, ¿se trata así de conjugar el pasado, presente y futuro?

Efectivamente, es una bonita manera de decirlo. Se trata de conservar la memoria, el carácter del barrio ya existente, y preservar casi veinte edificios industriales para recordar lo que ahí existió y aprovechar sus oportunidades para usarlos como nuevos equipamientos, especialmente culturales.

Zorrotzaurre es un proyecto a largo plazo. Y hablar de plazos siempre es muy delicado, más en los tiempos que corren, pero ¿será Zorrotzaurre una realidad completa para mediados de este siglo?

Sí. La ejecución va a ser por fases y la primera fase estará finalizada mucho antes.

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