Buscando reducir la huella de carbono

Reducir la huella de carbono, es decir, el coste en contaminación que tiene la creación de un producto final, es una de las principales preocupaciones del sector de la construcción, que constituye una de las actividades más contaminantes a nivel mundial. Y esa es una de las grandes inquietudes que ha llevado a la empresa vizcaína Hermanos Eguskiza a la adaptación del geosilex para su uso en la producción de pavimentos y prefabricados de hormigón. Es un aditivo que puede incluirse en fachadas o mobiliario urbano y que contribuye a la purificación del aire al captar el dióxido de carbono.

Este compuesto, que ha despertado un interés internacional, cuenta con la ventaja de que es una transformación los residuos industriales generados en la fabricación del acetileno, con lo que no solo contribuye a la captación de CO2, sino que además recicla residuos contaminantes y les confiere un segundo uso una vez optimizados y purificados. “La huella de carbono de la línea Ecosit Klimco podría incluso ser negativa, ya que su empleo facilita la mejora medioambiental”, destaca José María Eguskiza, uno de los responsables de la empresa radicada en Sopuerta.

En este sentido, Hermanos Eguskiza se ha dirigido a Ihobe, la sociedad pública del Gobierno vasco encargada de velar por la aplicación de políticas medioambientales sostenibles, para que le asesore en cuanto a la normativa a cumplir en la fabricación de materiales de construcción. “Mientras que en edificabilidad está todo ya muy definido, en la fabricación de materiales queda mucho por hacer. Y nosotros queremos que nuestros productos sean lo más ecoeficientes y sostenibles posible. Buscamos lograr la ecoetiqueta”, afirma Eguskiza.

Y es que no todos los materiales que se autodenominan ecológicos pueden ser considerados como tal. “Hay productos que dicen ser ecológicos pero no tienen en cuenta la contaminación que provoca su transporte a grandes distancias. El transportar estos materiales desde grandes distancias. perjudican mucho su sostenibilidad”, denuncian desde la propia empresa.

Interés de los ayuntamientos

La inclusión del Ecosit Klimco en la baldosa ecológica distribuida por Hermanos Eguskiza ha despertado una gran expectación entre urbanistas en el ámbito internacional. De hecho, existe interés por parte de Abu Dabi en incorporar este producto en la construcción de Masdar City, la primera ciudad cien por cien ecológica del mundo.

De momento, las iniciativas urbanísticas que han incluido este aditivo captador de CO2 han partido de instituciones vascas, que han descubierto las grandes ventajas de este producto. Según ensayos realizados por Tecnalia y certificados por Aenor, cada metro cuadrado de baldosa que contenga geosilex es capaz de captar un mínimo de 2,81 kilogramos de dióxido de carbono.

Así, entre los primeros clientes que han apostado por la baldosa ecológica está el Ayuntamiento de Bilbao, que ya la ha empleado en la urbanización de áreas peatonales como la Campa de los Ingleses de Abandoibarra o la calle Lutxana, la cual pretende convertirse en referente para la peatonalización de futuras zonas de la ciudad, como Olabeaga o la calle Trauko de Uribarri, aprovechando la llegada de la Línea 3 del Metro.

Otra ciudad que ha visto redoblarse su interés por la baldosa ecológica ha sido Vitoria, tras su nombramiento como ‘green capital’. Hasta el momento, ya ha empleado el geosilex en el nuevo Hospital de Txagorritxu, con una urbanización perimetral de cerca de 3.000 metros cuadrados, a los que hay que sumar otros 2.400 de la cubierta y los 1.500 de las tres grandes escalinatas exteriores.

También entidades como ETS ha empleado este material en la reforma de varias estaciones. O la SPRI, que pretende pavimentar con baldosa ecológica todos los entornos de las nuevas facultades del parque científico del campus de la UPV de Leioa.

Además, entre otros municipios, Sestao y Etxebarri han instalado, o pretenden hacerlo, la baldosa ecológica Ecosit Klimco/Nox, el pavimento descontaminante más completo del mercado. Y este interés podría aumentar notablemente si en junio acaba aprobándose una normativa que subvencionaría a los ayuntamientos hasta un 70% en proyectos de urbanización que contribuyan a la mejora medioambiental.

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